Miedos irracionales

En ocasiones me levanto pensando en lo que haré en el día. Supongo la mayoría hace esto y también piensa en lo que ocurrirá en algún futuro, sin embargo hay personas que ni siquiera son capaces de hallar un mañana por simple fobia o, en un caso muy particular, depresión.

De pequeña siempre me imaginé siendo grande, exitosa, no sabía cómo, pero sabía que lo sería. A lo largo de mi pobre existencia no he hecho algo para lograrlo-hasta ahora, donde me esfuerzo día a día para que mi nombre (Dorothy Uranga) suene en la cabeza de algún culto, entre artistas.

Ahora estoy en la etapa del trabajo, del esfuerzo, y así quiero que se marque este 2017. Así como dije en el 2015-me parece-comenté que ese mismo año había sido mi redención y, en este año, aparte de haber sido mi encarrilamiento, también ha sido el año en donde he aprendido más sobre el término tan subjetivo del amor, justo cuando Sol murió.

Recuerdo así con tanta claridad el temido 2013, donde, aparte de anhelar un fin, jamás fui lo suficientemente capaz de sanarme y ver por mí, cuidarme. 

En ocasiones, y más ahora, me pregunto si dado lo que Dorothy hizo en el 2013, moriré joven. Hoy día que me siento plena-no feliz-me llegará la terrible noticia de que debo partir a tan temprana edad. Como dije, en los años pasados jamás vi por mi, siempre fueron pretextos por mi parte y los días y las penas sucedieron hasta el día de hoy, donde estoy tratando de cuidarme más.

Es verdad que en mi familia se ha sufrido demasiado a causa de enfermedades, 2006, 2010 y 2012. Y las recuerdo tanto por una misma razón: ninguno de ellos quería saber lo que un médico quería decir. Prevención.

Lo que más me frustra en el momento que escribo es que, en el momento que entré a otra escuela, no de la UNAM, es que ha habido varios fallecidos en dos meses. Tres, para ser más exactos. ¿Debería nombrarlos? 

Al principio, en la primera clase, fue la madre de una profesora. Pasadas dos semanas fue el hermano de otra y, hace menos de una semana, el abuelo de una compañera a la que he llegado a hablar en pocas ocasiones. 

Conozco que estas cosas son muy al azar, ¿pero es que debería prestarles atención? Casi todo lo que ocurre a mi alrededor lo considero una señal. No sé de qué murieron estas personas, pero una amiga cercana dijo "mi madre dice que la muerte se lleva a tres". Primero creí que mi mascota era la primera y después lo sucedido con las profesoras, ¿o es que el señor abuelo de mi compañera era la tercera? Suponiendo que lo que dijo mi amiga fue cierto.

Con esto me vienen tantas ideas de las que quisiera analizar. Una de ellas y como he escrito a lo largo de mi novela, es que mi protagonista ve con los mismos ojos amorosos a la vida y a la muerte. Y yo me pregunto, ¿cómo es eso, cómo lo hace? Sí, sé y comprendo que es un personaje ficticio donde yo me reflejo, pero dado que la hago ver con facilidad este detalle, ¿por qué yo no he podido, aún? 

Entonces viene a mi mente lo que alguna vez sucedió hace un par de años-casi. Un chico se había suicidado en Copilco y creo que unos meses después vi al chico del violín, quien habló de la sabiduría y me recomendó libros de los cuales no anoté nada en absoluto. ¡Ay! Ojalá me hubiera atrevido a sacar un papel y lápiz.

Aquí vienen ustedes a decirme que no debería tomarme nada tan seriamente, ¿no es así? De hecho lo es. La existencia y no existencia de Dios nos dice y no nos dice que debemos prestar atención a los detalles. Y yo le digo y no le digo que es importante y no lo es.

Dicen así que la vida hay que vivirla y disfrutarla, pero es que cómo lo haré si soy un ser racional.